La hora ha se acerca. Anunciada por primera vez en 2016, la OMI 2020 (ordenanza emitida por la Organización Marítima Internacional para reducir las emisiones de azufre producidas por embarcaciones) entrará en vigor el 1 de enero de 2020 –hecho que tendrá un impacto permanente sobre un factor extremadamente sensible de la economía de la industria logística: las tarifas.
De hecho, varias compañías navieras importantes anunciaron la implementación de cargos antes de la fecha tope del 1 de enero, siendo Sealand (cuyo territorio de competencia cubre las Américas) una de las primeras en hacerlo, el 1 de diciembre de 2019. (La empresa ha emitido un tarifario modificado basado en sus ‘Cargos por Combustible Ambiental’, al que se puede acceder en https://ajot.com/news/sealand-introduces-environmental-fuel-fee-eff).
Tarifas: ¿Subirlas o no subirlas?
Exigidas, por parte de la OIM 2020, para reducir las emisiones de azufre, del 3.5 al 0.5% masa por masa, las empresas navieras cargarán con la mayor parte de la responsabilidad, pero, tal como nos enseña la economía básica, no debemos esperar que el asunto termine allí. El uso de combustible bajo en azufre es la menos costosa de las tres opciones propuestas y determinará la extensión con la que dichos costos sean transferidos a terceras partes.
Otras opciones propuestas por la OMI 2020 son la instalación de depuradores y el uso de gas natural licuado(GNL), ambas de las cuales requieren de inversiones sustanciales (y, a menudo, prohibitivas). En el caso de la primera, por ejemplo, las navieras tendrán que invertir un promedio de US$10 millones por embarcación. Según un estimado de IHS Markit, solo 2,000 embarcaciones–mucho menos de lo estimado—han sido reequipadas con depuradores hacia finales de 2019. Es importante mencionar que la flota global de naves marítimas incluye aproximadamente 120,000 unidades.
El precio del combustible –que representa el 60% de los costos operativos de un buque— y la oferta y demanda básicas serán los principales factores a los que deberán prestarle atención los clientes para el cálculo de sus tarifas, según Spencer Welch, director de mercados del petróleo y derivados de IHS Markit. Explicó más a fondo: “…La industria del refinado tendrá que alterar su actual cartera de productos, incrementar la oferta de combustibles bajos en azufre y administrar el exceso de oferta de combustibles altos en azufre”.
En términos económicos sencillos, el primer efecto de la implementación del OMI 2020 será el incremento del precio del combustible debido a la alta demanda de hidrocarburos bajos en azufre que, según estimados, podría elevarse en un 50%. Está, sin embargo, otro lado de la moneda, ya que se espera que el costo del combustible alto en azufre baje, puesto que solo las navieras con barcos reequipados con depuradores podrán adquirirlo.
Dijo Welch, «Los barcos que tengan depuradores tendrán la ventaja más grande porque, por un tiempo, podrán adquirir este combustible alto en azufre a precios bajos».
A fin de cuentas, el impacto de la medida sobre la industria logística y otras partes involucradas será determinado por la comunicación abierta y honesta. Simon Heaney, gerente senior de investigación de contenedores de la firma consultora marítima Drewry, dijo: “El asunto crucial es que [las firmas de contenedores] sean lo más transparentes y abiertas posible, porque el tema de larga data es que las navieras creen, en muchos casos, que estos sobrecostos son meramente agregados generadores de ingresos, en lugar de medidas de recuperación de costos solamente. Ellas necesitan entablar el diálogo, tanto con sus proveedores de servicios, como con sus clientes. De igual manera, los clientes deben exigir explicaciones sobre cómo se deriva la fórmula del bunker, además de hacer preguntas y ser persistentes hasta el cansancio para hacer que las navieras justifiquen su fórmula”.
Fuentes: ajot.com | supplychaindive.com